Por Marcos Zurita.
Encuentro con el libro: “Tengo un libro para vos”, dice un amable lector de este espacio. Me atacan los colores papales de la tapa, un degradé que hace mucho no veía y la silueta de un pájaro. La tapa no es mate. Salta mi voz: “No leas la contratapa, no leas la contratapa”. Demasiado tarde, no leo la contratapa, pero veo “Cheever” antes de que pueda cerrar la puerta de la conciencia.
La suerte de Cheever: iba a decir “qué suerte tuvo Cheever de poder llegar al lector sin condicionamientos” pero me juego un huevo a que en las primeras ediciones de sus cuentos ponen Chejov en las contratapas.